Chile con Todos

¿Cuál era la máxima diversión de nuestra niñez?

Mencionaba en la entrada anterior los partidos de fútbol con mis amigos como uno de nuestros tantos pasatiempos de infancia y preadolescencia. Pero no el único.

Nuestras aventuras de vida eran en mayor medida fuera de la casa que dentro de ella. Antes ni siquiera soñáramos sobre la existencia de la Playstation, la Wii, o la XBOX (los afortunados tenían Nintendo o Súper Nintendo en el mejor de los casos).

Aún teniendo alguna de esas consolas, salíamos y jugábamos a lo que fuera: a las bolitas, donde la chita y cuarta o la troya eran furor y los ojitos de gato, bolitas de leche, tiritos o bolones eran nuestras armas de batalla. También juntábamos albums de lo que hubiera y las láminas repetidas las jugábamos para ganar las del otro que no tenías (o perder las tuyas). "Un, dos, tres por mí" era lo más escuchado cuando las escondidas era la diversión de turno (y la frase final "y por todos mis compañeros" lo más odiado para el que contaba). También estaba el pillarse, las naciones, las quema'itas, etc...

Tantas diversiones que llenaron años de nuestra niñez y que parecieran haber sido devoradas por los videojuegos, los fenómenos infanto-juveniles de la música y TV o las tribus urbanas que no dejan de aparecer y a las que niños y jóvenes se van adaptándo o perteneciendo a ellas.

Por lo mismo, me sorprendió cuando el otro día salía de mi casa para ir a comprar y en el jardín del condominio vi a unos niños de rodillas en el pasto. Pensé que estaban rompiendo las plantas o haciendo alguna otra cosa, por lo que fue grande mi sorpresa al ver que estaban... ¡jugando a las bolitas! Y mi asombro fue mayor cuando, al volver, vi a otros niños jugando a las escondidas.

Cuando podrían estar viendo televisión, chateando o haciendo cualquier actividad puertas adentro, escogían jugar algo que parecía extinto en los pasatiempos infantiles. Por eso, yo le pondría un monumento a los papás que les enseñaron aquellos juegos: antes que sus hij@s sean pokemones, pelolais u otra cosa, quieren que sólo sean niños y disfruten esas aventuras de la vida que ellos y nosotros tuvimos alguna vez.

Y si ellos escogieron que lo bueno de la niñez volviera a aparecer, yo haré lo mismo cuando tenga hijos...:)

Hace mucho que no juego a la pelota (y debería, antes que se me empiece a olvidar ¬_¬'). Pero recuerdo esos imperdibles partidos de fútbol que organizábamos con los amigos que tenía en la villa donde viví mi infancia. De hecho, yo decía que el terreno detrás de mi edificio donde jugábamos estaba maldito, porque siempre terminábamos peleados. También en el colegio teníamos nuestros encuentros deportivos, ya fuera en los recreos entre mis compañeros o en los campeonatos de Babyfútbol contra los otros cursos.

Y así como nosotros, todos los que hemos jugado a la pelota, ya fuera un partido, al mete-gol, al 25, o de arco a arco, alguna vez dijimos esa frase con la que el juego adquiere las ansias del triunfo y le pone punto final de forma súbita: último gol, gana.

No importaba si la contienda era desigual, si los rivales eran más grandes o superdotados del balompié, pues sabías que hacer el gol final te permitiría alcanzar el triunfo, convirtiendo al anotador en el héroe y al arquero en el villano de turno. Y mientras más cerca estabas del último gol, más emocionante se ponía el asunto. No miento al decir que esos partidos fueron los mejores...

Por eso, cuando vi el último spot de Cristal, me gustó demasiado.



El remate del comercial es buenísimo, al igual que la melodía que utilizaron =D

PD: Me dieron ganas de jugar un partido (último gol gana, por supuesto...:) )

El otro día hablaba con un amigo y le decía que aún no podía encontrar trabajo, de que había postulado sin suerte a varias partes y que seguramente nada resultaba porque no cumplía con el perfil que buscaban. Cuando le dije eso, me preguntó si era por el MBA, a lo que le dije que no sabía realmente, pensando que se refería al nivel de postgrado en negocios. Pero su definición iba por otro lado:

"Muy Buena Apariencia. Usualmente una variable crítica a la hora de ser contratado".

Y lo que dijo tiene algo de razón. De hecho, cuando le entregué mi curriculum con foto a un tío, me lo mandó de vuelta porque mi imagen no era muy buena que digamos. Y me dio lata, aunque sé que no soy fotogénico (y nunca lo seré). Es que si me evalúan por el rostro que ven en un cuadrito chico y no por los papeles y la capacidad que uno pueda entregar, pasaré eternamente en cesantía.

Y en todo caemos en estereotipos: había un spot (que si mal no recuerdo era de Secret) en que la mujer le tapa los ojos a un tipo y le dice que se equivoca porque creía que era su amigo y así logra hacer contacto con el hombre. Y después dice "mi mejor secreto: mi amigo es bajo y gordito". ¿Qué quiso decir con eso? ¿Que los bajos y gordos tendrán 0 posibilidad de tener pareja?

Otro ejemplo: si en la calle ves a un tipo que tiene cara de pocos amigos (o cara de flaite derechamente hablando), crees que te va a asaltar... También hay gente que se viste bien, son bien parecidos y que uno nunca creería que alguien así lo asaltaría. Y se aprovechan de ese estereotipo para cometer su delito.

¿Hasta que punto importará la buena apariencia? No digo que haya que ser desaliñado y descuidar como uno se ve, pero ser pura imagen no te servirá si a la hora de los quiubos no puedes hacer lo que se te pide. Lamentablemente todo entra por la vista y si el slógan de Sprite decía La imagen es nada, yo creo que hoy por hoy la imagen es todo y la sed de conquistar tus metas sin tener MBA es nada.


 

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