Chile con Todos

Esperamos nacer y comenzar nuestra vida...
Esperamos aprender lo que nos enseñan...
Esperamos crecer para hacer lo que no podíamos por ser tan pequeños...
Esperamos salir del colegio al principio y esperamos que se demore en llegar el último día de clases al final...
Esperamos no defraudar a tanta gente...
Esperamos que el amor llegue y nos llene de alegrías...
Esperamos olvidar a ese amor no correspondido...
Esperamos tener un futuro mejor...
Esperamos que quienes queremos nos acompañen por siempre...

Hay tantas esperas en la vida...

Eso lo escribí hace casi 2 años en mi fotolog. Y hoy como ayer cobra todo su sentido.

Ahora espero que mi papá puedan resultarle todos sus proyectos y espero que salga adelante en todos ellos, espero que a mí me salga luego una pega para poder ayudar con algo de plata en la casa, espero que a mi hermano no le de la weáh...XD, en fin...

Reitero lo que dije esa vez en mi fotolog: el mundo es una gran sala de espera.

Todos tomamos números esperando que sea nuestro turno para que nuestros sueños, nuestros anhelos, nuestros planes existenciales puedan realizarse de la mejor manera posible. Y mientras la vida no nos llame a hacer lo que nos corresponde, esperamos a que lo haga pronto (o tratamos de colarnos para que nos llame antes a hacer de nuestra vida lo que soñamos). Quiero que la vida me diga "eres el siguiente" (para hacer mis proyectos, se entiende. No tengo ganas aún de que me llame a otra cosa xD).

Ojalá que pronto sea mi turno de que la vida me sonría.
Eso espero (y con ansias).

Hace días que estoy escribiendo esto, sin poder terminar de explicarme bien o sin tiempo para hacerlo. De hecho, la fecha en que lo publicaría en el blog cambió muchas veces, al igual que el título.

El definitivo que escogí fue un slógan de la Teletón. Este slógan es directo, preciso y, por sobretodo, personalizado, ya que la mayoría de los usados son con palabras en plural ("todos", "nuestra", "chilenos"). En cambio esta frase habla a modo personal de que los institutos de rehabilitación dependen en gran medida que uno se meta la mano al bolsillo, sin que esperemos que el de al lado también lo haga.

Habiendo dicho el porqué del título, explico a lo que voy: siento que mucha gente cuenta conmigo y depende de lo que yo haga para que las cosas resulten o simplemente puedan tener oportunidad de realizarse.

Mis viejos cuentan conmigo para que cuando esté trabajando les ayude con el dividendo, mi hermano cuenta conmigo para que le ayude a pagar la U (algo que le prometí en la medida de lo posible), mis amigos o la gente que me conozca y necesite ayuda cuentan conmigo cada vez que me lo piden, en el Eje cuentan conmigo para que apoye y lleve a cabo algunas de las actividades del año... y así, suma y sigue.

No estoy diciendo que la gente no deba confiar o depender de mí. Es lindo y reconfortante sentirse útil para los demás y saber que todos ven en ti un apoyo o una ayuda. Lo que digo es que no quiero que se creen expectativas demasiado altas de mí, pues si un día yo no puedo responder a ellas, no quiero que se decepcionen.

"Todos dependen de mí... Todos me deben plata"... Así dice la canción de Sinergia. Si bien nadie me debe plata (bueno, casi nadie... El que sabe sabe cuáles son sus deudas monetarias XD), siento que he generado una especie de "Hoogodependencia" ante los demás. Y a pesar del miedo de no cumplir con las expectativas, si la gente depende de mí para que las cosas funcionen o logren realizarse, debo demostrar que eligieron bien.

Cualquiera que haya visto Los Padrinos Mágicos, debe saber que Cosmo es un idiota y que de vez en cuando siempre aflora en él lo que en un capítulo llamó "Impulso de Idiotez", pero termina siendo algo estúpidamente divertido y tranquilo, que no lastima a nada ni a nadie.

Pero no todos tienen ese tipo de impulso. Lamentablemente, hay gente que su grado de idiotez no es medido por la inteligencia, sino que por su reacción emocional, la que a veces tiende a ser violenta, destructiva y dañina para quienes los rodean. Es gente que ya no sabe de tintes medios en cuanto a tolerancia y pueden pasar de blanco a negro en un santiamén. Esa gente es como... yo.

:(

Mis ataques de pánico y mis descontroles están haciendo de mí un peligro público, algo que quedó más en evidencia con el episodio que tuve ayer. Sin comentarios. Sólo diré que quiero estar mejor conmigo mismo y con los demás. Para ello, debo acabar con mi impulso de idiotez personal, tan destructivo y que sólo deja daños materiales y sicológicos.

Quiero tener un impulso como el de Cosmo. Es, como dije antes, estúpidamente divertido. Y eso lo hace tan inocente e infantil que uno quisiera que todos (incluyéndome) tuviéramos algo de Cosmo en nuestras vidas.

Si han tenido un juego de dominó, imagino que han hecho lo que muestra la imagen: ponerlos en una fila, para que al terminar de ordenarlos se empuje la primera pieza, ésta empuje a la segunda y así sucesivamente. Para que cada pieza del juego sea botada por la anterior a ella y ésta bote a la que sigue. Si aplicamos esto a la vida real, donde cada pieza es un acción acontecida y deriva en una reacción posterior, para que ésta tenga otra consecuencia y así sucesivamente, estamos en presencia de un "efecto dominó".

Aunque la Teoría del Dominó se aplicaba (y se aplica) en términos más políticos (consulte este link para más información), quiero referirme a ella con dos ejemplos:

Ejemplo 1: hace no mucho, había un spot de Armonyl en que a una mujer no le gustaba cómo le dejaban el pelo. Ella descargaba esa frustración con su esposo, echándole la foca por querer regalonearla. El esposo, en su calidad de jefe de una empresa, le traspasa el enojo a un empleado al evaluar mal su pega. El empleado, hablando con su mujer, se desquita con ella al criticar que la suegra vaya a comer a la casa. Esta mujer, profesora, descarga la rabia con un alumno en una interrogación, poniéndole un 1. Y el alumno, finalmente, patea un letrero por lo que le ha pasado. Efecto dominó en toda su plenitud.

Ejemplo 2: anoche, mi vieja se enojó y no tengo idea porqué. La cosa es que, sin tener que ver con su enojo, la agarró conmigo. Porque estaba limpiando en la cocina y le llevaba más cosas, porque tenía la pieza desordenada, siendo que había más orden que en días anteriores, que por esto, que por esto otro. Tanto fue lo que mi vieja movió la pieza del dominó, que ésta se cayó: empecé a refunfuñar de que me reclamaba a mí porque mi hermano le cerraba la puerta cuando le decía algo, empecé a ordenar con rabia y a desquitarme con las cosas que iba dejando en el closet, tirándolas tal y como cayeran. Terminé de ordenar, no pesqué a nadie más y me tiré en la cama para ver si se me pasaba el enojo.

Así como en el spot mostraban que si la mujer que no le gustó cómo le dejaron el pelo, se hubiera evitado (tomándose un armonyl de por medio, pero la idea era esa) traspasar la mala onda, nada de lo que aconteció después hubiera pasado, a lo mejor si mi vieja hubiera canalizado de otra manera el enojo y no se hubiera desquitado con el primero que pudo, tal vez las cosas no hubieran terminado así.

Mi vieja me pidió disculpas y yo se las acepté, porque sé que todo es por el momento que estamos pasando como familia. Espero que las cosas se vengan de mejor manera y que las piezas del dominó se queden en su lugar, sin riesgo a que una caiga empujando a la que viene y desencadene algo que no queramos.

Tal vez yo también debería tomarme un armonyl...

De las respuestas que recibí cuando hablé de mi montaña rusa emocional, rescato una frase (técnicamente es una oración porque lleva verbo, pero no viene al caso) que hoy más que nunca cobra sentido: la vida no es plana.

A veces queremos que la vida sea plana, llana, sin dificultades. Pero el destino se encarga que tenga sus accidentes geográficos a los que llamamos pruebas o desafíos. Algunos son cerros que sólo te das cuenta de ellos cuando ya los has superado, pero otros toman forma de montañas altas, riesgosas y, a veces, peligrosas de escalar, siendo en casos extremos una verdadera cadena de montañas que debes de sortear una tras otra durante toda tu vida, sin descanso.

Si aplico lo que dije anteriormente a la vida de mi familia y la mía, entonces somos montañistas expertos. Nada se nos ha dado en bandeja, pues hemos debido pelear contra las adversidades una y otra vez, haciendo cumbre en ellas y preparándonos para la siguiente montaña. Pero quizás la de ahora es como un Everest por el tamaño del desafío que se nos viene por delante: ayer mi viejo quedó cesante. Y la sensación es rara, pues nunca lo había visto sin trabajar, ya que cuando dejó la Fuerza Aérea tenía su negocio y cuando perdió su negocio estaba en la que ahora es su ex pega.

A veces pienso que el destino se ensaña con nosotros al ponernos pruebas una y otra vez. Mi hermano me dice "qué hicimos de malo en otra vida para merecernos esto". Yo sólo pude repetir lo que sabiamente dijeron el otro día en el Eje: "Dios le pone pruebas a gente que sabe que podrá superarlas". Aunque sea a la 2ª, 3ª o chuorrocentésima oportunidad...

Como lo dije en mi fotolog, esto es una prueba más del destino. Y por lo tanto, una montaña más que escalar y superar.

PD: Usted, que leyó todo lo anterior y tiene un pituto o contacto para que un publicista como yo haga su pega, avíseme. Y si tiene pituto para alguna otra pega, avísenme también. Ahora más que nunca necesito trabajar.


 

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