Cada día la hipocalórica del casino tiene menos gracia... Y no es que esté rechazando lo que me dan de comer. Es sólo que como voy a gimnasia y llego a almorzar cuando casi están cerrando y no queda nada, el pedazo de carne viene reseco y las ensaladas son de lo que les sobró del salad bar: es decir, coliflor y brócoli, coincidentemente lo que "más me gusta" (léase lo que está entre comillas con tono sarcástico
in extremis).
Por eso, decidí que primero iré a almorzar y después haré gimnasia. Puede que no sea lo más adecuado comer y después ejercitar... Pero así me aseguro que voy a almorzar y no a mirar con ojos de cordero degollado si es que queda algo para armarme un plato de comida.
(Continuará...)